Deslumbrantes, inteligentes y creyentes de sí mismas. Estas modelos confiaron en sus potencialidades y lograron derrumbar la barrera más grande existente en la industria de la moda, como lo es el racismo.
El titánico trabajo deviene de los años 70, desde donde saltan a la palestra brillantes mujeres de piel negra como Naomi Sims y Bervely Johnson, pioneras de su raza en el protagonismo de portadas de grandes revistas.
A pasos lentos pero seguros fueron transcurriendo los cambios de belleza, permitiendo que la clásica rubia de ojos azules no fuera considerado el único perfil que valiera para los diseñadores de alta costura.
Naomi Campbell, Iman o Grace Jones, son modelos que marcaron un antes y un después. Impusieron su estilo y atractivos, dando paso a una nueva e incluyente generación, la cual no les fue del todo fácil, sin embargo, su objetivo era acabar con la discriminación y ser ejemplo para las millones de niñas que no ven, a simple vista, la realmente belleza de su color de piel.
Los problemas raciales han permitido cerrar el círculo entre modelos, favoreciendo la diversidad, teniendo como muestra de ello la elección de la sudanesa Adut Akech Bior como ‘novia’ del desfile Crucero de Chanel 2019.
El compromiso, al igual que la elegancia y el estilismo, han llevado la batuta a lo largo de estos 40 años de belleza negra, tiempo donde se libraron fuerte batallas contra el racismo. Hoy por hoy se puede disfrutar, por dar un ejemplo, de María Borges desfilar con su pelo afro natural en la pasarela de Victoria´s Secret.
La belleza es múltiple y lo mejor de ella es su diversidad. El universo de la moda ha dado cuenta de lo importante que es ser espejo de buenos objetivos. Modelos con curvas y siluetas de infarto, las hay negras, blancas, catiras y trigueñas. Desde 2017 la moda está demostrando que lo diferente es atrayente.