Hablar de “curvys” talentosas, cuerpos rellenitos, rostros carnosos, es nombrar a Ashley Graham
Un cuerpo robusto también puede ser sensual y llamativo, para marcar la diferencia solo se necesita estilo. Así lo considera Ashely Graham, modelo curvy mejor pagada y con más influencia en el mundo.
Aunque actualmente se caracteriza por ser empresaria y revolucionaria de la estética, en la niñez sufrió. La vida no le ha sonreído siempre.
Con sobrepeso, dislexia y diagnosticada con déficit de atención era foco atractivo para aquellos que disfrutaban hacer bullying. Superada esa etapa fuerte, algunos quizá pensarían que el resto viviría sumisa, bajo perfil y sin mucho qué decir, salió adelante como guerrera armada.
La honestidad encendió motores en su carrera profesional. Al estar consciente que lo acumulado en su abdomen “es solo grasa” , Ashley Graham comprendió que sí existe el rumbo hacia el éxito.
De esta forma, no ha parado de subir como la espuma tras dar sus primeros pasos a través de su cuenta oficial en la red social Instagram.
Con actitud, sensualidad y hermosura Ashely Graham se convirtió en la representación de al menos el 67 % de las damas estadounidenses, quienes veían sus curvas muy lejos de pasarelas y pantallas. Ella causó furor, acabó con paradigmas, impactó y continúa enamorando al universo.
¿Cómo descubrieron a Ashely Graham?
En el 2000, la agencia de modelos I & I captó su atención mientras compartía con amigas en un centro comercial. Tres años más tarde ya había firmado para Ford.
La aparición de la supermodelo en portadas tomó fuerza en el 2009, cuando pegó con Glamour. Vogue Italia la hizo suya en 2011 y dos años después ya era toda una empresaria, gracias a propia colección de ropa interior.
Ashley Graham pretende ser fuente motivadora , orientadora, de pequeñas y adolescentes que cruzan infancia y pubertad repletas de desprecios y malos tratos.
“(…) Saber que inspiro a muchas niñas y mujeres en todo el mundo me inspira a mí también, y es un constante recuerdo de que debo continuar en este camino de amor propio», reconoció.